Por
fin se descubrió el pastel: El PP (Trillo, Ministerio de Defensa) vende al PP
(La Calle, Consorcio de la Zona Franca) los terrenos públicos de los cuarteles
de Sant Andreu para forrarse con viviendas a precio de mercado. La foto no tiene
desperdicio: El estado central, la empresa privada, el ayuntamiento de izquierdas,
el PP y el PSOE se dan la mano y se intercambian bienes públicos de los que esperan
sacar pingues beneficios. El
acuerdo entre las Administraciones que ha provocado el desalojo sin incidentes
de los cuarteles y la expulsión de sus cerca de 200 últimos habitantes a la calle
hoy o dentro de 15 días, tenía una segunda parte, la utilización especulativa
de unos terrenos que han estado abandonados durante años. Este acuerdo que seguramente
es viejo y hoy sale a la luz tenía un grave obstáculo, la resistencia de cientos
de inmigrantes sin papeles y ciudadanos sin hogar a abandonar lo que hasta ahora
era su única casa. Solo
hay dinero para alojar a los desalojados durante 15 día, justo hasta que dejen
de ser noticia; pero sin embargo, los 82 millones de euros que se intercambian
las administraciones no se destinarán a fines sociales sino a engordar el bolsillo
de los de siempre.
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Es
lo mismo que ocurre con las casas ocupadas, se desalojan e inmediatamente se derriban
y en los solares se construyen centros comerciales y se planta algún que otro
arbolito para disimular. Lo mismo que ocurre en El Raval, se desaloja a los ancianos
y a las familias con modestos alquileres para construir faraónicos hoteles y así
“acabar con el gueto migratorio”. Lo mismo que ocurre con el Forum donde las culturas
y las civilizaciones son usadas como mercancía y espectáculo para beneficio privado. Los
vecinos se encuentran consternados y se sienten traicionados y verdaderamente
lo han sido, Se les utilizó contra los inmigrantes mintiéndoles con las leyendas
de mafias y delincuencia y adulándoles con la promesa de equipamientos y hoy se
les da la espalda con pisos de lujo y precios probablemente inasequibles. La
historia coloca a todos en su lugar, los inmigrantes y los okupas no eran los
malos de esta película, eran solamente el estorbo, la piedra puesta en el afán
especulativo de las Administraciones, afán del que todos somos víctimas: inmigrantes,
okupas , vecinos y vecinas. |